EL CUERPO FRACCIONADO DE LA NATURALEZA
Fantine ANDRES es una observadora atenta de la naturaleza de la cual ella aprecia en particular las discrepancias, sus formas sorprendentes y a veces monstruosas. Pero no es necesario sumergirse en obras de Teratología (Ciencia que estudia malformaciones congénitas o mutaciones) para descubrirlas, ni consultar archivos de ésas carpas de circo donde se exhibían mujeres sirenas o los borregos de cinco patas. La rareza está por todos lados ante nuestros ojos.
La precisión de los dibujos de Fantine Andrès es un instrumento maravilloso para captar esta rareza. Utilizando un lápiz con punta de grafito, Andrès obtiene modelos particularmente delicados que dan a las plantas una apariencia escultural, como si la suavidad de las representaciones de los dibujos no sugiriera tan fuertemente algo como el cansancio de una animación interna, de la cual el tema simbolizado fuera aún testigo. Pero los fragmentos reproducidos en medio de la página, produzcan un efecto de corte seco que interrumpe el gesto del artista.
La simetría de las formas es a veces desconcertante y nos hace pensar en los motivos ornamentales de ciertos arquitectónicos y al mismo tiempo recordándonos la geometría perfecta de los vegetales captada en las fotografías de Blossfeld a final de los años 1920. Estas formas evocan los rosetones y otras columnas góticas. Mostradas así fuera de todo contexto; ellas adquieren a veces la majestuosa abstracción de unos tocados oceánicos o de máscaras africanas.
Sin embargo Fantine Andrès no se priva de utilizar también la fotografía produciendo aquí una serie de obras enigmáticas, entre figuras abstractas y materiales antropomorfos, incluyendo la más singular imagen-aparición en la cual no se puede impedir ver una virgen de pie en medio de los platanares tumbados por la tormenta.
Del mismo modo el resultado esculpido de dichos dibujos encuentra de alguna manera su realización a través de las plantas trenzadas o simplemente ensambladas y tenues por una especie de tortilla de maíz doblada del mismo color gris antracita, recordando las imágenes antiguas de cuerpos petrificados por las cenizas volcánicas que se llevaron la vida en su último suspiro, impresión que refuerza la vista de éstas hojas de plátano cubiertas de polvo de grafito.
Gilles A. Tiberghien
JUNIO – SEPTIEMBRE 2017