La figura y la máscara

Sebastián Capouet, trabaja sobre la figura sirviéndose de la fotografía y de la imagen en movimiento. De cierta forma Capouet comenzó con retratos de hombres de paja, seres de los cuales no se sabe si son humanos o maniquíes; como ésas siluetas con capas y sombreros que Descartes, asomado a su ventana, dudaba a llamar hombres, nada probaba, vistos del exterior que estaban dotados de conciencia. Estos seres fotografiados en un ambiente natural sobre un fondo rocoso y de tierras áridas evocan una humanidad pero representándola muy poco. Así como los Gilles que él ha filmado anteriormente en el carnaval de Binche en Bélgica, llenos de paja a modo de “hombres vacíos” de los cuáles habla T S Eliot, haciendo referencia a ellos como “hombres rellenos/buscando apoyo juntos”, que durante veinticuatro horas van a pelearse rítmicamente el pavimento de la ciudad sin parar.
Pero aquí llegado a la Casa Proal, las cosas dieron otro giro. No se trataba más de siluetas anónimas pero de un hombre vivo el cual sin duda se esconde por elección propia detrás de una especie de máscara que impone a los demás. Pero está bien vivo y sabe llevar a su interlocutor en el espacio de un disimulo y de exclusión que es el suyo. Lo que ha sin duda fascinado más a Sebastián Capouet en el hombre aquí, es su lengua materna, el Totonaca, una lengua utilizada en esta región desde antes de la llegada de los españoles en México y que ahora es practicada por trescientos mil locutores aproximadamente.
Sebastián Capouet quiso entonces unir sus pasos a los de dicho personaje que él desempeña por sí sólo y para nosotros y que la película construye también a su manera sin que sepamos quien se esconde detrás. La pregunta no llega a tener importancia frente a la relación entre el artista y su tema, ya que dicha relación ocupa el lugar central como consecuencia de la evidente complicidad de los dos. Lo que el artista y su tema nos relatan es el producto de una alquimia particular, la verdad de éste intercambio es comparable a la manera de pensar del filósofo Nietzche para quien “toda filosofía esconde también una filosofía, toda opinión es también un escondite, toda palabra una máscara”.

Gilles A. Tiberghien

JUNIO – SEPTIEMBRE 2017





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