UN MUNDO FLOTANTE
El proyecto de Flora Vachez, una acción y una instalación, está vinculado con el Río Bobbo cuyo espectáculo intrigó de inmediato a la artista cuando llegó a la Casa Proal. El día de apertura de la exposición, se pondrán en el agua unos “botes inflables”. Se trata de una “representación” abstracta de sus homólogos -que permanecieron en tierra en el Rancho La Igriega contiguo a la Panamericana-, una flotilla de pequeñas barcas dispuestas sobre troncos de cocotero pintados de blanco con cal y que rodean a una embarcación mucho más grande, recubierta de tejas y láminas. En el río, los botes en formación se desplazan dando lugar a nuevos ordenamientos como si concordaran con los cambios que con regularidad afectan al río cuyas crecidas pueden llegar a ser espectaculares.
La acción es una obra deambulatoria, visible desde la carretera para el espectador situado en la orilla o en el puente. Al hablar de esta acción, la artista compara esta multitud de botes con “una nube de formas transparentes que surgen desde el horizonte hasta la Casa Proal”. Portan el significado tanto de los muebles, las mesas y las camas, la vajilla, los utensilios comunes de los que uno se sirve en casa, como de todos los objetos heteróclitos que el río puede acarrear y que provienen de otras orillas y quizá de otros sitios habitados, permitiendo relacionar lugares que comúnmente no tienen ningún vínculo entre sí.
Un mundo flotante de pronto se sobrepone al territorio: los botes y sus remeros son como los dobles que se deslizan de esos hombres y mujeres apegados al trabajo de los cultivos. La inundación se convirtió en el sueño de la tierra que se emancipa de su gravedad: habitar significa entonces bogar sobre un imaginario que, gracias a la artista, deja de ser aterrador para volverse lúdico y deseable.
JULIO – OCTUBRE 2015
OBRAS: LA FLOTTE DE LA IGRIEGA
EL CIELO DEL RÍO